Hay multitud de referencias religiosas en Matrix. Pero ¿por qué Dios no importa en Matrix?. Se habla mucho de la realidad, de la verdad, la elección, el destino, el amor, …. pero ¿por qué no se habla de Dios en Matrix?. ¿Por qué ni se nombra?
Alguien puede pensar que el Arquitecto representa a Dios dentro de Matrix, yo al menos creía que podía ser así al ver Reloaded, pero acabamos descubriendo que es un “mandao”, un software que trabaja para mantener todo en equilibrio. En cualquier película americana medianamente reflexiva, y perdón por generalizar tanto, se acaba metiendo Dios por cualquier resquicio. Por ejemplo, en la inicialmente muy interesante película “Contact” -basada en el libro de Carl Sagan, otro monstruo-, se establece una controversia que dura la mitad de la película sobre si Jodie Foster puede ir al contacto con los extraterrestres… ¡PORQUE NO CREE EN DIOS!. Este tipo de reflexiones sólo encajan en sociedades como la norteamericana.
Incluso en “Blade Runner” se plantea la angustia vital de las máquinas de conocer a Su Creador. ¿Qué ocurrirá cuando las máquinas sean conscientes y se vean ante su creador, su Dios… el Ser Humano?. Es una pregunta muy interesante. Sin embargo, en Matrix pasa muy desapercibida.
Y desde el lado humano, en Matrix se reflexiona sobre la evidente maldad, en su incapacidad de aceptar y respetar a otro igual, en la utilización de las religiones para todo lo contrario de lo que deberían ser. En los animatrix, se presenta a los seres humanos conducidos a una lucha autodestructiva contra las máquinas en gran parte debido a la manipulación de las sectas y religiones. Se ve un predicador que empuja un carrito con televisores en el campo de batalla para convencer a los soldados de la guerra.
De hecho, casi ningún espectador cuestiona que las máquinas deben ser destruidas cuando ve Matrix, sólo porque un fanático como Morfeo nos convence con su relato. Como tampoco se hizo en su momento con las diferentes matanzas y limpiezas étnicas que se han perpetrado a lo largo de la historia. Y, curiosamente, todas en “el nombre de Dios”.
La respuesta para mí es obvia: Los directores son ateos o por lo menos, areligiosos. Y su discurso es claro y transparente. “Dejemos a Dios alejado de las miserias humanas”.