Matrix IV es como un regalo para los que somos fan de la saga Matrix. No la esperábamos tras 20 años. El concepto de Matrix se ha incorporado en la sociedad actual, y por supuesto, ha impregnado a todo el cine posterior, pero lo que es propiamente la franquicia de Matrix creo que estaba muerta. Los foros de Internet, los artículos, los debates desparecieron casi por completo. Hablar de Matrix era casi como hablar de Casablanca, algo viejuno.
Plantearse rodar Matrix IV podía sonar a algo casi obsceno, estirar el chicle por parte de una industria sin imaginación que sólo quiere hacer caja. Claro, con tantos elementos en la batidora, sólo era necesario volver a pulsar el botón para que saliera una masa entretenida pero insulsa. En la trilogía inicial lo importante ya estaba contado. Existen preguntas sin respuesta, pero son menores.
Yo mismo, un fan entregado, estaba dispuesto a calificarla de “mojón palomitero” por mucho Keanu o Carrie que me pongan delante. De hecho, me parecía un poco patético volver a usarlos como personajes de amor y acción. Estaba preparado para decepcionarme, lo que me provocaba auténtico pavor friki.
Había otra forma de abordar Matrix que era “didáctica”. Explicarla para aquellos que piensan que la segunda y la tercera no tienen sentido. Yo pensaba que esa iba a ser la decisión creativa, en la línea de la reivindicación. Y no me parecía mal, aunque fuera una traición para el planteamiento original.
Pero han hecho una película para fans sin ser autocomplaciente. Han incluido un tono humorístico autoreferenciable sin ser una parodia y que resulta realmente simpático. La inevitable nostalgia no empaña el presente. Han continuado la línea argumental donde la dejaron y han optado por la vía más arriesgada de esconder nuevamente el mensaje críptico dentro de una película con grandes efectos especiales (aunque esta vez, no disruptivos).
Creo que Matrix IV sigue siendo una apuesta arriesgada, como dicen en la película “en un momento donde nadie quiere coger papel y boli para analizar nada”. Sólo los fans vamos a “perder” el tiempo haciendo cosas como esta. Y para nosotros, nos regalan nuevos personajes, conceptos y giros que necesitamos interpretar, no hemos podido entenderlo todo en el primer visionado. Como siempre.
Han vuelto a conseguirlo más o menos: Hay que volver a tomar la pastilla roja.
UN REGALAZO DE NAVIDAD PARA FANS.
PD: Si no lo eres, te resultará larga e incomprensible.